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miércoles, 7 de noviembre de 2007

MAS FOTOS TERRORIFICAS




AQUI LES DEJO MAS FOTOS DEL PADRE DE CHUCKY Y CIA

COLABORACION ESPECIAL DE RUBEN CASTRO


AGRADECIMIENTO ESPECIAL A RUBEN CASTRO POR ESTA VALIOSA NOTA
Cuando los fans se vuelven psicópatas
Sintonizado todavía a tono del Día de Muertos y sin haberme curado de espanto tras las menudencias del espeluznante caso del Caníbal de la Guerrero, me gustaría hablar de aquéllos fanáticos –aquí sí, en toda la extensión de la palabra- que confunden la sana admiración por un músico con una peligrosa obsesión.

Mark David Chapman se sabía un seguidor más entre miles de John Lennon, por lo que solamente un acontecimiento extraordinario podría adherirlo a la historia de su leyenda. Y por desgracia lo cumplió: es el que le dio muerte, y los libros así lo registrarán por siempre, ni más ni menos. También destaca la versión de que el entonces joven de 25 años simplemente “castigó” al ex Beatle, luego de descubrir fotografías frívolas del compositor que no correspondían con la imagen de un héroe pacifista.

De cualquier manera, el motor que mueve a una persona para asesinar a su ídolo refleja mucho de sus inseguridades, miedos, odios y demás demonios que por supuesto no justifican un acto tan tétrico. Todavía hoy, resulta increíble la paciente espera de Chapman a las afueras del departamento de su víctima en Dakota y peor aún, el hecho de que le autografiara una copia del disco Double Fantasy, horas antes de los cinco disparos fatales que acabarían con la vida del músico.

Otro suceso que por fortuna no acabó en el homicidio del artista, pero que sí afectó emocionalmente a la víctima, dio la vuelta al mundo en 1996, cuando Ricardo López, de origen uruguayo, se filmó a sí mismo mientras armaba una bomba de ácido para aniquilar a la cantante islandesa, Björk. Se trataba de 20 videos donde el psicópata gritaba y gesticulaba a manera de amenaza contra la artista, e incluso mostraba la pistola con la que posteriormente se suicidaría “en su honor”.

Loco como estaba, este güey que entonces cumplía los 21 años acumuló resentimiento contra la intérprete de Violently Happy cuando, después de enviarle numerosas cartas sin respuesta alguna, se convenció de que su ídolo debía morir, y más “enfermo” aún, se decía celoso de Goldie (entonces pareja de Björk) a quien odiaba por el simple hecho de ser de raza negra (además racista el señor). Por fortuna, el paquete con la bomba fue interceptado en las oficinas de correo de Londres, antes de que partiera a su destino. Por su lado, la cantante tardó tiempo en recuperarse del incidente y posteriormente grabó So Broken inspirada en esa terrible experiencia.

El mundo del heavy metal sufrió también de la irrupción de un fanático sin control que, para desdicha de los seguidores de Pantera, cumplió el objetivo de matar salvajemente a su víctima. Me refiero al crimen contra Dimebag Darrell, legendario guitarrista que asombró a los headbangers con sus poderosos riffs, siempre pesados y veloces. Tras alcanzar el éxito comercial con Warner, muchos fans lo acusaron de “traición”, aunque también ganaría un nuevo público. Años más tarde sufriría discrepancias musicales con el vocalista Phillip Anselmo, lo que provocaría su salida definitiva de Pantera.

Una nueva banda vio la luz en 2004, conformada por Darrell, su hermano y Patrick Lachman. Se llamaba Damageplan y un 8 de diciembre (el mismo día que mataron a Lennon) promocionaba su disco debut en un club nocturno de Ohio. Un tipo de nombre Nathan Gale, logró burlar a la policía para treparse en el escenario, correr hacia Darrell y dispararle a quemarropa en la cabeza, no sin antes propinar insultos que –aparentemente- culpaban al guitarrista de la desintegración de Pantera. En la confusión del tiroteo fallecieron tres personas más y tras un intento fallido de tomar como rehén a un técnico de la banda, el asesino también murió por un escopetazo de un guardia.

Casos similares, por desgracia, no faltan. Y es que fanáticos vemos, desquiciados no sabemos. Así que si algún asiduo lector de Rock and Blog se enojó por la ausencia de su servidor, mejor tómelo con calma. No me hagan mártir antes de tiempo, por el amor de Dios (o del rock).